Siempre Sonríe




Cuando se acercan las fechas de Pentecostés, y la Virgen viste al Pastorcito Divino con sus mejores ropas, y lo perfuma con romero de las Marismas, y le permite jugar más tiempo de los acostumbrado… el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Cuando un día cualquiera del año, el sol hace gala de su presencia permanente y alumbra el blanco de la ermita de la Señora… el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Cuando ese sol nos calienta el corazón y nos hace tener una actitud optimista ante la vida y nos alegra el día porque lo vemos distinto a otros días… el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Cuando en tardes frías de invierno la lluvia golpea la arena de los peregrinos, limpiándola de promesas cumplidas para esperar otras por cumplir… el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Cuando el frío nos agrieta el corazón, y nos sangran las heridas del alma, y la lluvia no consigue lavar el sufrimiento… el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Cuando delante de la reja se desparraman las oraciones llenas de súplicas y ruegos y nuestros ojos se convierten en arroyo de nuestras lágrimas… nunca dice nada, pero el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Cuando necesitamos desesperadamente un motivo para avivar la esperanza, y le exigimos a Dios que nos dé lo que necesitamos, y le gritamos a Ella que nos escuche y que nos dé una respuesta… el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Cuando las penas nos ahogan y parece que hemos perdido la fe, y creemos que estamos solos y que todos nos dieron la espalda, y a nuestro alrededor solo sentimos vacío… el Niño de la Virgen del Rocío siempre sonríe.

Siempre lo vemos sonreír, ¿por qué será, Rocío, que aun así, seguimos esperando que Dios nos hable?

Cuando caminéis hacia la ermita buscando la mirada de la Virgen del Rocío, miradla bien, porque esa mirada siempre está fija en la misma sonrisa.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es