La subida de la luz



Es sorprendente que se quiera salir de una crisis atando de pies y manos a la mayoría de las personas. Incluyo en esa mayoría a gente considerada “del montón”, da igual el ideal que tengan, pero se entiende que en “el montón” está la gente trabajadora, la gente que se gana su pan con el sudor de su frente, como nos invitan a hacer los textos de la Sagrada Biblia; la gente que vive dentro de una situación más o menos normal, y sabe que tirar de un sueldo o de dos, supone hacer números continuamente para saber hasta dónde se puede o no se puede llegar, cuánto se puede o no se puede ahorrar y qué tipo de previsiones podrían hacer aquellos que tienen el privilegio de pensar en el “por si acaso…”

Pero ese montón ha menguado de una forma atroz. Las familias que contaban con dos empleos ahora cuentan con uno, y las que contaban con uno se han quedado sin ingresos por culpa del paro.

Es sorprendente que nos entretengan con “la subida de la luz”, o como intentaron distraer nuestra atención hace unos años, con “la ley antitabaco”, o la dichosa “gripe A”, que pensábamos que venía del cerdo y a estas alturas ni era tan mortífera, ni nos acordamos de su procedencia ni se ha vuelto a saber de ella, gracias a Dios, por supuesto.

Este entretenimiento es doloroso, sobre todo para aquellos a los que les han congelado su sueldo, (que no todo el mundo tiene un sueldo alto), también para los que cuentan con pensiones irrisorias de enfermedad, viudedad, jubilación… Y siguen siendo, desgraciadamente, usados a conveniencia de los políticos: cuando hay elecciones les dan esperanzas de todo tipo, promesas casi siempre incumplidas, y cuando se alcanza el poder se les va recortando el resultado de una vida de trabajo y dedicación por los suyos y por la sociedad.

Sube el IPC, eso está claro, como parece estar clara la subida de la luz, tan claro como que la crisis sigue estando ahí, por más que quieran taparla con nuevas distracciones.

Hoy se retorna a la realidad. Han pasado unas fiestas “apagadas” que se han encendido, eso sí, en los corazones de la gente con Fe, en los que seguimos creyendo en la LUZ que procede del Hijo de María Santísima del Rocío, en los que continuaremos confiando en su intercesión, en los que vamos a seguir propagando la Navidad como una Fiesta religiosa y no como el solsticio de invierno ni como una oportunidad para el consumismo desmedido, en los que lo hemos pasado mal viendo a otros que lo pasan muy mal, en los que vemos en la Cruz la Salvación y la mantenemos en alto, por más que intenten bajarla de colegios y centros educativos, cuando no hay nada que eduque más que la Cruz y el Evangelio de Jesucristo.

Han pasado unas fiestas y ha subido la luz, pero para los cristianos ha subido más aún la luz de adentro, la que va a permitirnos tener felicidad el resto del año, la que va a enseñarnos atajos por los que seguir andando, la que nos va a mostrar un Santuario siempre abierto, el de la Virgen del Rocío, al que podremos llegar para encontrar sosiego y paz en el alma, justo lo que necesitamos para esquivar estos socavones del camino.

Desde éste, mi editorial de cada día, en periodicorociero.es os doy todo el ánimo del mundo. Hagamos una cadena indestructible de optimismo y unamos nuestras oraciones, que cuanto más seamos y más unidos estemos, antes serán escuchadas.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es