No hay nada oculto que no haya de manifestarse

Hoy les compartimos un texto de San Gregorio Palamas, que fue monje, obispo y teólogo. El texto nos puede ayudar en la reflexión de las lecturas de la misa de hoy.

“No hay nada oculto que no haya de manifestarse, ni nada secreto que no haya de saberse.”

Dios, desde las alturas, ofrece a todos los hombres la riqueza de su gracia. El mismo es la fuente de salvación y de luz desde donde se derrama eternamente la misericordia y la bondad. Pero no todos los hombres se aprovechan de su gracia y de su energía para el ejercicio perfecto de la virtud y de la realización de sus maravillas. Sólo se aprovechan aquellos que ponen por obra sus decisiones y dan prueba con sus obras de su amor a Dios, aquellos que han abandonado toda maldad, que se adhieren firmemente a los mandamientos de Dios y tienen su mirada fija en Cristo, sol de justicia. (Ml 3,20)

Desde el cielo, Cristo ofrece a los que combaten, el auxilio de su brazo y los exhorta por estas palabras del evangelio: “Si alguno se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a su favor delante de mi Padre celestial.” (Mt 10,32) Como servidores de Dios, cada uno de los santos se declara a favor de Cristo en esta vida pasajera y delante de los hombres mortales. Lo hace durante un pequeño espacio de tiempo y en presencia de un pequeño grupo de hombres. En cambio, Nuestro Señor Jesucristo...se declarará a favor nuestro en el mundo de la eternidad, delante de Dios Padre, acompañado por los ángeles y arcángeles y todas las potestades celestiales, en presencia de todos los hombres, desde Adán hasta el fin del mundo. Porque todos resucitarán y estarán de pie delante del tribunal de Cristo. Entonces, en presencia de todos y a la vista de todos, dará a conocer, glorificará y coronará a aquellos que han guardado la fe en él hasta el final.