Y tus sueños, ¿cuáles son, Madre?

Virgen del Rocío: ¿Cuáles son tus sueños?
Yo siempre te hablo de los míos, pero sé que Tú también tienes sueños, que los tuviste antes y los tienes ahora. Sé que te gustaría que los hombres nos llevásemos mejor, que no nos volviéramos locos por el poder, que no nos enfrentáramos continuamente para acumular riquezas…

Tu sueño es que ésta maravilla de Vida la sepamos vivir como si la miraran tus ojos.

Tus sueños los dejaste muy claros cuando visitaste a Santa Isabel, y defendiste al Dios de los pobres:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Su Nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza,
según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.


Yo desearía ser como tú, imitarte y seguirte y ser tan valiente como Tú, Madre. Quisiera que los rocieros llevaran a gala ésta oración que Tú rezaste, porque igual que Jesús nos enseñó el Padre Nuestro, ésta es la Oración que nos enseñaste Tú.

Hoy que salgo del claustro por ésta ventanita, quisiera que los rocieros que leen este Periódico, los que dicen tener Fe y sentir Amor por ti, los que llevan el nombre tan lindo de Rocío en sus corazones, le hagan llegar al mundo la Fe, la Esperanza y el Amor, y que sean testigos del Rocío del Espíritu allí donde se encuentren.

Aquí dentro desearía vivir siempre alabándote y allí afuera quiero pedirle al mundo que te alabe y la vida de cada ser humano sea una alabanza a Dios Padre, como fue tu vida.

El rociero es una semilla de alabanza que está obligado a llevarle al mundo la alegría de la Fe.