José Manuel Pérez y Mariola Figueredo inundan con palabras y cantes la capilla de Emigrantes




José Manuel Pérez Martínez y Mariola Figueredo llenaron de Rocío con su voz los corazones de los rocieros de Emigrantes.

“Vengo con la alegría a pesar de todo, porque es Pentecostés”, con estas palabras comenzaba su exaltación José Manuel Pérez y depositando junto a la Concha Peregrina unas flores, en una noche donde la Real Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío debería a esas horas estar pernoctando en Tres Rayas, con su Simpecado en su hermosa capilla, como recordaba el hermano mayor José Antonio Ortiz Morano, durante la presentación de un acto que contó con la desgarradora voz de la siempre comprometida hermana de la corporación rociera Mariola Figueredo, que esta vez cambió su cámara fotográfica para compartir con todos los hermanos y devotos de la hermandad el don que el Señor también le ha regalado.



El exaltador anunciaba que “el mayo peregrino llega de nuevo a los rocieros de Emigrantes y lo hace como siempre, triunfante y cargado de flores nuevas adornados por los sones de la gaita y un tamboril. Pero en el viejo pergamino de la fe rociera de Emigrantes jamás se podía imaginar nadie que este año iba a ser todo distinto, el reloj del tiempo quedó parado y por los arrugados labios de los viejos rocieros de esta hermandad solo salen oraciones para que todo cambie de rumbo y vuelva a la normalidad del Rocío, y vuele entre nosotros el Espíritu Santo envuelto en Pentecostés”.

José Manuel también señaló que “quedará para siempre en la mente de los rocieros de Emigrantes esa Misa de romeros que esta mañana se celebrara en esta capilla y casa de la hermandad, preparatoria para echarse a caminar con un soñar de peregrino, llevando en sus alforjas marismeñas cincuenta años de fe rociera”.



“Mirando al cielo quiero dedicarle a mi amigo y maestro don Eduardo Fernández Jurado, presidente que fue de esta hermandad, hermano de honor de la Matriz de Almonte, mis palabras porque sé muy seguro que desde el cielo cuida los pasos que damos aquí en la tierra. Igualmente para don Juan Gil Zamora, que hace unos días se fue y que tantas cosas me contó de esta hermandad cuando pregoné en el año 1998”.

Instaba al hermano mayor de la hermandad, “Nono ve abriendo ya ese portón de fe que quiero decirle a tu hermandad como siente un almonteño la llamada de la Virgen aunque no haya romería, pero sí Rocío de luz”. “Cuando me invitaste para hoy estar aquí me dio alegría, porque aunque no haya romería del Rocío sé que tu Hermandad de Emigrantes, aunque sea en el confinamiento y sin perderle la cara al bicho se enfrenta a él con las armas que le da la Virgen que son la fe y la esperanza”.



Terminaba sus hermosas palabras llenas de luz con las siguientes palabras en verso: “Viva esa Blanca Paloma,/ Pastora y Madre almonteña,/ sin pecado concebida,/ guía de los caminos,/ y Reina de la Rocina,/ la que describrió el poeta,/ como la rosa más bella/ del jardín de la marisma/. Viva tu cara divina,/ con tu serena mirada,/ redentora y compasiva,/ que hace cantar a las piedras,/ dependiendo del momento/ y de la forma en que la miras/. Viva la gente sencilla,/ caminantes soñadores,/ que hace cincuenta años/ allí en tierras alemanas/ fundarán esta hermandad/ para venirse a Aljaraque/ y caminar hasta ella/. Viva todo el que te quiere,/ y hace del Rocío su vida,/ viva la fe de esta tierra,/ manantial de sus mayores,/ viva Emigrantes y sus gentes,/ que te entregan sus pasiones,/ y si alguna vez te olvidan,/ o se alejan o te fallan,/ no se lo tomes en cuenta,/ como Emigrantes te quiere/ no te quiere cualquiera./ Darle siempre tu perdón, / Reina y Pastora marismeña,/ que si algo sobra en Emigrantes/ es devoción y fe rociera”.

Tras volver a escuchar a Mariaola Figueredo que, al igual que el exaltador, consiguió arrancar más de una lágrima con su cante para finalizar rezando todos los presentes la Salve.