Venciendo el estrés




Nadie se libra de sentir en su vida algún momento de tensión, situaciones en las que la tensión se palpa en el ambiente y los latidos del corazón parece que se fueran a salir por la boca.

En esas situaciones, al principio, es fácil sentirse bloqueado pero siempre acaban por aparecer soluciones que nos muestran cómo salir a flote.

Muchas causan dolor o tristeza, otras provocan el estrés, hoy tan de moda en nuestra sociedad, y algunas te ponen al borde de un precipicio que te impulsa a tirarte al vacío, porque es así como te sientes, vacío, desesperado y en la más profunda soledad.

Para llenar ese vacío hay quien busca en el exterior todo lo que cree que acabaría quitándolo de raíz, y sucumben a los placeres del mundo, o terminan en la droga, el alcohol…

No hay nada ni nadie que pueda llenar nuestro vacío como el Amor generoso de Dios que convierte los corazones de piedra en corazones de carne. No hay nada mejor para combatir la soledad que hacer amistad con la más fiel intercesora, nuestra Madre del Rocío, que nos escucha pacientemente y ruega y aboga por nosotros ante el Todopoderoso.

Para vencer las tensiones y superar la ansiedad nos recomiendan aprender a respirar, hacer técnicas de relajación, pero nadie nos dice que aprendamos a relacionarnos con Dios, a hacer oración, que es fuente de paz, a confiar en quien nos ayuda a ir alcanzando pequeñas o grandes metas, mediando por nosotros, que es la Virgen.

Si este aprendizaje lo hiciéramos vida, y se convirtiera para nosotros en algo tan común como levantarse cada día, comer, peinarse… No habría tensión ni angustia que pudiera con nosotros, porque le habríamos dado permiso a Dios para que, realmente, actúe a su voluntad y conseguiríamos ponernos en sus manos con confianza absoluta, con fe plena y con todas sus consecuencias, recibiendo los frutos que se derivan de esa relación intensa con Aquel que nos ha creado.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es