Los retos de cada día




Es todo un reto intentar mantener durante todo el día una actitud positiva, alimentando el optimismo y desechando los pensamientos de derrota o desesperación.

Es un reto, sí, porque a cada paso nos vamos encontrando páginas abiertas que debemos leer, y en esas páginas de la historia de cada uno hay una gran cantidad de colores: los claros, los oscuros, los intensos, los suaves… A nadie se le dio un único color y con todos ellos debemos ir escribiendo los renglones que, unas veces son más derechos y otras veces más torcidos.

Lo que tengo claro es que por cada día nuevo, son miles las oportunidades que se nos presentan, miles las soluciones que tenemos a nuestro alcance, miles las lecciones que se pueden aprender, miles las situaciones que tenemos que afrontar y, en la medida en la que estemos abiertos a aceptarlas, con total calma, con paz, van apareciendo recursos y soluciones insospechadas, de los que no teníamos ni idea que pudiéramos disponer.

La actitud que adoptamos ante todas las circunstancias, son la clave para seguir avanzando adonde queremos.

Pero si a nuestra actitud, a nuestros retos y desafíos, le ponemos una mirada de fe, las cosas son muy distintas. Si la fe está por encima de todo, todo cambia, porque le damos a Dios la llave de las puertas que pretendemos abrir nosotros solos, y lo que a nosotros nos parece imposible es posible para Él.

El cansancio, cuando hace mella, quiere arrastrarnos al miedo, pero aún en el cansancio, el Señor nos da un bastón sin igual en el que apoyarnos: la Virgen. Y para nosotros, los rocieros, cuando humildemente vamos a Ella amparados en su bendita advocación de Rocío, nos sentimos reconfortados, con el impulso de su nombre y el empuje de su Gracia, y seguimos adelante en el camino, invitados por su ternura a seguir salvando obstáculos, que solo son eso, obstáculos que intentan mermar las maravillas que podemos alcanzar si no vacilamos ni un solo momento en la fe.

Los retos, nuestros retos de cada día, no pasan desapercibidos para nuestra Madre, que está atenta a lo que nos hace falta para facilitárnoslo, dándonos luz cuando no somos capaces de ver los medios que tenemos delante. Ella es Madre, Pastora y Reina, y como tal confía en nosotros, nos protege y nos guía.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es