Florecillas al Niño de la Virgen



Por las veces que no te miro todo lo que debiera...
porque a veces aparto mis ojos de ti...
Hoy, Divino Pastorcillo, te traigo un ramillete de flores de mi camino de cada día.

Porque a veces me dejo llevar por mis impulsos y hablo y contesto mal y, hasta me atrevo a hacer llorar, precisamente a aquellos a quienes más quiero...
Hoy, Divino Pastorcillo, te traigo una rosa llena de espinas, para que tu Madre me ayude a arreglarla hasta que Tú puedas jugar con ella sin pincharte tus deditos.

Porque a veces ofrezco miradas hirientes a esos que siempre me miran con ojos de bondad... acepta el lirio peregrino que te he traído.

Porque a veces busco un Dios a mi medida,
que nunca contradiga lo que le pido,
que sólo me dé lo que yo quiero,
que nada más escuche mis deseos,
que haga mi voluntad por encima de la voluntad divina...
Hoy, Divino Pastorcillo, te traigo una ramita de romero de la Marisma, para que mi presencia ante Ti se impregne del aroma del perdón que te suplico.

Porque exijo a los demás muchísimo más de lo que me exijo a mí misma... porque es muy fácil leer tu Palabra, esa que dicta tu bendito corazón, y hasta aprendérsela de memoria, pero no consigo ponerla en la práctica...
hoy, Divino Pastorcillo, te traigo una amapola roja del camino, que es suave como la seda para que me ayudes a suavizar las escamas de mi vida.

Porque queriendo vivir con humildad de corazón a veces me arrastra la soberbia...
Porque juzgo a los demás muy fácilmente, y critico las conductas que no me agradan y me recreo "en la mota que tienen mis hermanos en sus ojos para que pase de largo la enorme Viga que yo tengo en los míos"...
Porque no siempre trato a los demás, como a mí me gustaría ser tratada...
Porque privo a los demás de mi sonrisa y no trato a todos por igual...
Porque queriendo pasar desapercibida me dejo llevar por el afán de protagonismo y no vivo al pie de la letra eso de: "que no se entere tu mano izquierda de lo que haga tu derecha"...
Porque como dirían San Pablo "quiero hacer el bien y hago el mal que no quiero"...
Porque siendo el Rocío sinónimo de Vida no siempre valoro tanta Vida que me das...
Porque queriendo compartirlo todo, hay muchas cosas que sólo anhelo para mí...
Hoy, Divino Pastorcillo, te traigo un hermoso ramo de florecillas silvestres, todas han sido regadas por el Rocío de la mañana con el que he alimentado mi oración personal de este día.
Algunas de esas flores también están regadas con alguna lágrima...

¿Serán suficientes las flores que te he traído para que, una vez más, Divino Pastorcillo, tú me perdones?

...Hago silencio y vuelvo a recordar... EL NIÑO DE LA VIRGEN DEL ROCÍO SIEMPRE SONRÍE.

Y una vez más, he entendido tu respuesta.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es