La nueva puerta del Santuario




Llevaba tiempo queriendo escribir sobre la nueva puerta del Santuario. Se inauguró hace ya más de dos años y como todo lo que tiene que ver con El Rocío, ha tenido sus alabanzas y sus críticas, de dentro y de fuera. Pero de lo que no cabe la mínima duda es del gran acierto que se ha tenido con la colocación de ese cancel que nos invita a entrar en un clima de oración y recogimiento en el interior del templo.

Y se ha notado, doy fe en primera persona de que se ha notado, porque tal como se cruza ese umbral se toma conciencia de dónde estamos, favoreciendo a las personas que se encuentran en el santuario rezando.



No podemos olvidar que lo que hace siglos empezó siendo una pequeña ermita, fue creciendo y evolucionando hasta convertirse en Santuario Nacional, paso previo al de ser llamado Internacional, y todo parece indicar que está en aras de serlo en poco tiempo.

Como nos indica el diccionario de la Real Academia española de la lengua, en su primera definición, nos dice que un Santuario es un “Templo en que se venera la imagen o reliquia de un santo de especial devoción”, y para entrar en cualquier templo existe un “toque de atención” que te recuerda que vas a entrar en ese recinto sagrado.

Es obvio que el Santuario del Rocío no podía omitir este concepto, menos aún teniendo en cuenta que a él acuden millones de devotos, pero también turistas que acceden al mismo para conocerlo y que no deben tener una idea equivocada del lugar en el que se entra.



El cancel, además, reúne una serie de elementos que, de antemano, te están indicando que vas a pasar a un sitio de oración, a un Santuario mariano, donde María refuerza su poderosa advocación de Rocío del cielo, que media para que la gracia de Dios llegue a todos los que peregrinan a sus plantas.

Poco a poco, desde su inauguración, nos hemos ido acostumbrando a esta antesala del encuentro con la Virgen y el Pastorcito, surtiendo el efecto deseado desde el primer instante, lo que rubrica que nada se hace de forma improvisada, sino pensada y meditada por el bien del movimiento mariano rociero.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es