Siglos nos separan, Ella nos une
- Detalles
- Categoría: ARTÍCULOS
- Publicado: 14 Octubre 2014
- Escrito por Periódico Rociero / Sonia López / Toledo
Siempre, desde chica, había escuchado hablar de esa bendita imagen que estaba en un pueblo de Huelva a la que mucha gente llegaba cumpliendo promesas por favores recibidos, con una alegría infinita que se traducía en cante y baile, cuya fiesta era un compartir con los demás sin importar las clases sociales, cuya procesión no era ordenada y “sobria” tal y como yo estaba acostumbrada a ver... y con un nombre, que a mí siempre me pareció sencillo, llano, humilde, pero a la vez muy grande: ROCÍO.
Antes de ir a su ermita la primera vez, ya había leído muchas cosas sobre la Virgen en su advocación del Rocío y he de reconocer que el dato de que fuera Alfonso X el Sabio quien la puso en ese paraje siempre me llenó de orgullo, al fin y al cabo, había cierta similitud entre su historia y la mía. El nació en Toledo, yo nací muy cerca de la ciudad imperial por circunstancias especiales, pues todos mis antepasados son toledanos y mis hermanas, más jóvenes que yo, sí nacieron en la provincia. El escribió las “Cantigas de Santa María” y sin que quepa la comparación de su obra con mis escritos, la Madre de Dios fue también en innumerables ocasiones la protagonista de mis reflexiones y poemas. Él levantaba santuarios dedicados a María en las tierras que conquistaba, yo, mariana por tradición y convicción elevaba el nombre de la Señora a mi manera, colgando una medalla en mi pecho, regalando alguna estampa de mi patrona a los amigos, dedicándole mis pensamientos. Él participó en la reconquista islámica en tierras onubenses, Huelva fue la que me conquistó a mí desde el primer minuto en que pisé sus pueblos, sus playas y esa arena de la aldea donde mi paisano levantó la ermita en el s. XIII.
Así, a él le atrajo ese paraje de acebuchales y reservó para sí un coto de caza, cientos de años después a mí me atrajo el mismo paraje que pese a las nuevas construcciones, remodelaciones de la ermita, sigue teniendo el mismo embrujo con la misma Señora reinando esas tierras. Él Rey, yo sierva del Rey de los cielos y su Madre Bendita.
Siglos nos separan y Ella nos une.