Disculpa mi pena

Cuando era un niño, cogido de las manos de mis padres, te conocí. Allí estabas TÚ; ¡mi MADRE, mi REINA, mi VIRGEN DEL ROCÍO! , la que llena mi corazón de alegría y dulzura todos los días, mi apoyo y mi guía, la que me ilumina en mis momentos más oscuros, ¡LA LUZ DE MI VIDA!

Hoy quiero pedirte disculpas por no poder asistir a la cita que teníamos preparada. Ese momento de júbilo, de alegría, de amor que emana de los corazones de los rocieros que están ansiosos por acompañarte en tu traslado hacia tu pueblo: ¡Almonte!

El motivo es que el pasado 12 de Julio, mi padre dejó este mundo para gozar de tu presencia y de la del Pastorcito Divino. Allí está, en las Marismas eternas.

Desde estas líneas quiero agradecerte que escogieras a mi padre para hacerlo hijo tuyo y me inculcara el amor tan grande que siendo por TI, enseñándome a ser un buen “cristiano y un buen rociero”.

Sabes Madre, que ese amor que siento por TI se lo he inculcado a mis hijos, los que a día de hoy se sienten orgullosos de que seas LA REINA DE SUS CORAZONES.

Gracias SEÑORA por darme la mujer que tengo, ya que es la alegría de mi vida y un gran apoyo para mí en estos momentos tan difíciles.

Yo me quedaré junto a mi mujer, pero mis hijos caminarán junto a TI, con nuestros hermanos de nuestra Hermandad del Rocío de Jamilena, que te acompañarán desde que salgas de tu Ermita hasta que llegues a la Iglesia de Almonte, para honrarte como tú te mereces.

Su alegría será inmensa ya que al haber comunión entre los rocieros el Espíritu Santo inflamará sus corazones de amor y felicidad.

Que ese amor y esa felicidad estén vivas siempre en sus corazones y que los haga evangelizadores, llevando la semilla rociera por todos los lugares del mundo, siguiendo al Pastorcito Divino y a ti Señora sin desfallecer.

Pronto nos veremos Pastora, Rocío y Madre, espero no faltar a la próxima cita que me tengas preparada.

Tu hijo que te quiere.
Javier Guerrero Mesa
Un rociero.

Javier Guerrero Mesa
Presidente de la Hermandad del Rocío de Jamilena