Tres gracias del Espíritu Santo para el año Jubilar

Queridos y apreciados hermanos en Cristo y la Blanca Paloma, paz y bien.

¡Llegó el momento esperado! Vivimos un año muy especial. Tres gracias se nos regalan, en este año de gracia, de venerar a nuestra Madre y de salir a su encuentro. El culmen lo viviremos, como viene siendo tradicional cada siete años, este próximo 19 de agosto cuando ´la Pastora´ salga a la calle, por tercera vez en este curso pastoral, esta vez para retirarse y estar con su pueblo de Almonte.

En estos días, todos los rocieros eliminamos nuestras fronteras y casi me atrevería a decir, que renunciamos temporalmente al color de nuestros cordones y a nuestras propias medallas, para empadronamos de corazón en el término de Almonte y acogernos a una misma medalla y a un mismo cordón blanquiverde –así como lo hacemos la mayoría durante todo el año- motivados por ese amor tan profundo a quien llevó en su vientre a nuestro bendito Salvador, nuestros Pastorcito Divino.

Y debemos estar preparados para vivir estos acontecimientos extraordinarios de un modo cristiano más que desde un sentido meramente popular. Los rocieros –primero cristianos-, confesamos que tenemos una misma Madre, ésa que Jesús nos entregó a los pies de la cruz, y que nosotros veneramos como la esposa de la tercera persona de la Santísima Trinidad, como `nuestra Rocío´.

Bienaventurados aquellos que viven cerca de la tierra prometida de Doñana, donde una Virgen, de Reina o Pastora, intercede por nosotros, por medio de la gracia del Espíritu Santo, cada Pentecostés. Y digo bienaventurados, porque ése sería el anhelo de todos los rocieros que viven, desde lugares más lejanos, su fe en Cristo y su devoción a María Santísima de las Rocinas, como es el caso de los rocieros de la Hermandad que tengo el enorme orgullo, satisfacción pero también responsabilidad de encabezar, guiar y pastorear, como es la Hermandad del Rocío de Antequera.
Los latidos de los corazones antequeranos son tan fuertes que su sonido y temblor llegan a ser sentidos a casi doscientos cincuenta kilómetros de distancia, donde los trescientos sesenta y cinco días del año tenemos puestos nuestras cabezas y nuestros anhelos, siempre procurando llevar el sentir rociero en nuestro término municipal, en el corazón de Andalucía, en Antequera, y haciéndolo siempre con hechos más que con palabras, ofreciendo oportunidades de vivir la fe cristiana en comunidad, en verdadera fraternidad, y acordándonos siempre de vivir con la mirada puesta en el prójimo antes que en nosotros mismos, pues de eso se trata, precisamente, el ser cristiano y rociero: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, con el ejemplo de vida y de amor de una Madre hacia sus hijos. Así fue María: así queremos vivir nosotros.

Sintámonos alegres porque nuestra Madre sale a nuestro encuentro pero, sobre todo, vivamos esta gran alegría durante todo el año, llevémosla de regreso a nuestros lugares de procedencia y extendamos la gracia recibida cada Pentecostés con humildad, esfuerzo y cariño, como cual manto de nuestra Madre, la Virgen del Rocío, da cobijo, en clave de Amor, a todos sus hijos por igual.

¡Bienaventurados seamos por las tres gracias de tu encuentro en la calle, María Santísima del Rocío! Intercede por nosotros ante tu Divino Hijo y haznos instrumentos de paz y amor, repartidos como ramas de la viña del Señor por todos los confines del mundo.

Emilio Córdoba Arjona
Hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Antequera
Artículo del año 2.019 para Periódico Rociero.